Mientras que las revelaciones sobre el espionaje sistemático a sus aliados ponen en un aprieto a Washington, Moscú parece presentar uno tras otro los éxitos en la escena internacional (Snowden, cuestión siria). Heredera de una diplomacia amedrentadora, aunque debilitada desde la caída de la URSS, Rusia cree haber recuperado finalmente su rango de gran potencia.