Akram Belkaïd
Los Estados del Golfo, ricos en energías fósiles, compiten entre sí por ser el más global, el mejor conectado, el que tenga la torre más alta... Sueñan con ser miembros del club de países que decide en la política internacional. Para ello no dudan en importar el idioma de la globalización, abrir franquicias de los grandes museos de Occcidente o adquirir clubes de fútbol de Europa. El actual desarrollo de sus urbes, con el fin de que estén bien posicionadas entre las ciudades-globales, esun claro ejemplo. Aunque para su construcción se tenga que hacer uso de mano de obra semi-esclava.