En este artículo quisiera aludir a las tesis de Bourdieu sobre la dominación simbólica, incidiendo en su faceta androcéntrica; para, a continuación contemplar cómo, debido al carácter incorporado de dicha estructura (esto es, a que su eficacia radica en que el dominado contribuye a su propia dominación), algunas teorías y prácticas feministas, como el feminismo de la diferencia de Luce Irigaray, los planteamientos éticos y políticos de Benhabib y la subversión de la identidad que promueve Butler, pueden llegar a reproducir las diferencias que pretendían combatir. Finalmente, quisiera plantear las opciones que pueden llevar a cabo los distintos feminismos (y otras figuras dominadas) para evitar estos problemas.