El texto desarrolla la perspectiva que despliega Herbert Marcuse sobre el proceso de dominación en clave de reconstrucción histórica. Para ello, se analiza la importancia estratégica que ha tenido la ciencia moderna como origen y clave de una lógica de dominación que desemboca en una racionalidad que convierte a todo lo que toca en medio, en instrumento de un modelo de acción que extirpa de raíz la concepción sustancial de la verdad y de la finalidad. La racionalidad instrumental, convertida en tecnocracia, se alía con la administración política, militar y los medios de comunicación, para conformar una unidad hegemónica, restringiendo la acción humana al ámbito de un consumismo ilimitado y, por tanto, imposible.