La afirmación según la cual "decir economía de mercado es un pleonasmo", pues toda economía supone la existencia del mercado, es el substrato conceptivo a partir del cual Luciano Pellicani1 analiza el proceso actual de la Unión Soviética. Allí, en efecto, la perspectiva estalinista condujo a la supresión de la economía, al ser devorado el mercado por un Estado centralizado y con pretensiones de planificador. Así, pues, la experiencia soviética se desenvolvió a contrapelo de lo que es la premisa misma del desarrollo económico: el establecimiento de garantías jurídicas y políticas para que la sociedad civil pueda florecer con libertad y autonomía.