En los análisis sobre el mercado de trabajo prima la corriente que considera este un mercado más, como el mercado de coches o el de la vivienda, por lo que algunos actúan postulando continuas reformas laborales que van en la línea de desregularlo lo más posible. Así se prescinde de la certeza de que el trabajo es un bien económico y que el mercado de trabajo funciona de forma diferente a otros mercados, ya que en él intervienen agentes -empresarios y trabajadores- que tienen un concepto de justicia distinto. Los análisis que abogan por desregular el mercado de trabajo olvidan que la demanda de trabajo es siempre una demanda derivada de la evolución que experimente la demanda de productos de las empresas y que la legislación laboral por sí sola no explica los resultados del mercado de trabajo.