La economía desregulada ha dado muestras ya de desgarros sociales que van contra el modelo social. Destruido éste, al quedar en segundo plano la cohesión social como objetivo político, quedan las personas en procesos de exclusión social, si no ya excluidas, y con desatenciones que agrietan más aún, si cabe, la brecha heredada por un comportamiento obsesionado de búsqueda del beneficio. No será lo política quien se ocupe de estas heridas, al haber situado a la economía en el primer lugar. Solo actuarán de barrera frente al desmoronamiento de la equidad social los flujos solidarios existentes en la sociedad. Entre ellos, la economía social es un eje motor que nace de la solidaridad y construye cohesión social en la creación de riqueza.