El sistema de protección social constituye un factor de primer orden para atemperar los gravísimos efectos de la crisis, donde cada parcela de protección está cumpliendo su función social, desde la protección por desempleo hasta las pensiones, que dan cobertura no sólo a sus titulares, sino a los núcleos familiares dependientes. Afirmar que el sistema de pensiones tiene problemas no es nada nuevo. Las crisis económicas y sus efectos han sido y son un permanente "compañero de viaje". Pero hay que saber muy bien el "cuándo" y el "cómo" reformar el sistema de la seguridad social, y durante una crisis como la actual no parece el tiempo más adecuado para afrontar reformas superpuestas, o reducciones de las pensiones sobre pensiones ya reducidas.