Emilio Aragón
La explosión científica que siguió a la Segunda Guerra mundial constituyó el comienzo de una espiral que viene absorbiendo un número cada vez mayor de doctores, licenciados y recursos económicos. La concepción del hombre como ser que ha llegado al límite de los conocimientos, empieza a ser desechada ante la evidencia de que los nuevos descubrimientos, los grande avances de la ciencia del futuro, son en gran parte cuestión de tiempo, de dinero y de científicos investigadores. El hombre del siglo XX por primera vez en la historia ha podido contemplar su habitat, desde cientos de miles de kilómetros de distancia , y ello contribuirá con e tiempo a crear un nuevo tipo de mentalidad humana y este fenómeno ya se está produciendo, mucho más científica y responsable respecto a los problemas de su entorno los hombres del siglo XX han sido testigos son cada vez más conscientes del protagonismo de la ciencia en todo este revolucionario acontecer. Dentro de este contexto científico en el que nos vamos adentrando cada vez más, el papel que han de desempeñar las instituciones de este tipo es preeminente y la tarea de preparar y dotar a los científicos que mantengan el país en unos niveles de progreso dignos, una responsabilidad difícilmente eludible. La investigación fundamental es la más importante. La que constituye por su propia naturaleza el condicionante previo de los otros tipos de investigación y, en consecuencia, la más idónea para la universidad. Esta omnipresencia de la investigación fundamental en toso los sectores y especialmente en el universitario se observa en los gastos de investigación del presupuesto americano. El cincuenta por ciento de los fondos para investigación básica están controlados por las universidades norteamericanas. Pero para que la investigación se desenvuelva de forma normal y eficaz, es imprescindible que exista un marco de concordia y una atmósfera de investigación organizada, a través de la superación de deficiencias vigentes, de la comprensión del carácter más moderno que debe tener y de la justa ordenación de medios y fines, circunstancias que afectan a las personas (profesores, alumnos, personal auxiliar de investigación y personal administrador de la investigación ) circunstancias que afectan a los medios económicos y que afectan a la administración de la ciencia.