S. Díaz
La diversidad biológica es sumamente importante para la humanidad, pues los ecosistemas nos proporcionan servicios ambientales esenciales para la vida, lo que podría derivar en graves complicaciones para el futuro de la especie humana y de su bienestar. Esta disminución es consecuencia de factores como los cambios en el uso del suelo, el cambio climático, las especies invasoras, la sobreexplotación y la contaminación. La comunidad internacional, que entendía el medio ambiente como un instrumento al servicio del hombre, no admite hasta los años 70 el estado de degradación al que ha llevado al medio ambiente. Ante la evidente y progresiva reducción de la biodiversidad inició contactos y la creación de grupos de trabajo que derivaron en diferentes tratados y acuerdos internacionales. El Convenio de la Biodiversidad Biológica, ratificado en la Cumbre de Río por 178 países, propició la evolución normativa desencadenada posteriormente en el Derecho Internacional del Medio Ambiente. La Unión Europea desarrolló su propia Estrategia de la Biodiversidad, en aplicación del Convenio de la Biodiversidad, que ha integrado las preocupaciones sobre biodiversidad en las políticas comunes con implicación en medio ambiente, como son la Política Agraria Común y la Política Pesquera Común, participando así en sectores clave de la política de UE.