Félix Domínguez Barrero
La reforma del IRPF llevada a cabo por la Ley 35/2006 se propuso, entre otros objetivos, la homogenización de la fiscalidad de los activos financieros y una reorientación de los incentivos fiscales hacia los contratos de prestaciones periódicas.
Nuestro objetivo en el presente trabajo es, tomando en consideración los cambios fiscales llevados a cabo por dicha ley y normas posteriores, medir si se han cumplido los objetivos propuestos. Para ello se calcula la TIR de los diversos activos, se establece una ordenación de los mismos en función de esta variable, y se miden las variaciones en la tributación de cada uno de los activos desde 2006, y los cambios en la neutralidad del sistema frente a la elección de los particulares. Este análisis se realiza por separado para los activos con prestación en forma de capital, y para los contratos con prestación en forma de renta periódica.
Entre las conclusiones que se obtienen merece destacar que la neutralidad del sistema no siempre ha mejorado con la reforma, pero sí han mejorado tanto los incentivos a suscribir contratos de rentas para la jubilación como los incentivos para que, en el momento de liquidar la inversión, se opte por una renta periódica frente a un capital único.