Laura Raim
Durante mucho tiempo, los economistas clásicos elaboraron sus modelos como si los humanos fueran calculadoras. Un fracaso. Alimentada por la psicología, por tanto, la economía llamada conductual estudia nuestras reacciones y nuestras decisiones para poder así anticiparlas. E influenciarlas por medio de incitaciones sutiles. De hecho, bastaría con un simple "impulso" para encarrilar de nuevo a los trabajadores y consumidores por el buen camino.