Pascual Serrano
En tiempos de convulsiones financieras, un fenómeno bancario con medio siglo de existencia se mantiene saneado: las Cajas Rurales locales. Apenas una veintena en España, algunas de ellas con una única sucursal y con un ámbito de actuación que no supera una localidad de diez mil habitantes. Su modelo de gestión es de cooperativa donde cada socio tiene un voto. Su ratio de solvencia supera con creces la del resto de bancos privados. Sus dirigentes no cobran y son elegidos en asambleas. Parece inverosímil, pero es una realidad que constatamos, por ejemplo, en tres localidades de Castilla La Mancha.