Una anécdota, un accidente puede poner en tela de juicio el prestigio de una marca, y sin nos referimos a un modelo de negocio como una franquicia las cosas se complican aún más. Por este motivo, la prevención real debe empezar en la empresa franquiciadora; promover y fomentar un alto nivel de cultura preventiva servirá de salvoconducto ante esos contratiempos, que pueden vulnerar la labor que se encuentra detrás de una de las estructuras empresariales más extendidas.