Para Sieyès, el gobierno representativo es una mezcla de instituciones oligárquicas y democráticas. El sistema de representación se extiende a la sociedad en su conjunto porque éste emana de la división y especialización de las profesiones, que hace de la política un oficio más. El gobierno representativo no se opone ni niega a la democracia, pues ésta constituye su basamento. La soberanía popular y la igualdad jurídica constituyen su esencia. La libertad aparece fusionada a la propiedad y al mercado, lo que ocasiona que tenga fuertes tendencias oligárquicas. En el gobierno representativo el pueblo ejerce su soberanía a través del poder de vigilancia y control que tiene la ciudadanía sobre sus representantes.