El Auto del Magistrado Instructor de la Causa Especial 20708/2011, del Tribunal Supremo, de 4 de febrero de 2013, ofrece dos distintos niveles de lectura: en su contenido esencial, confirma con solvencia la doctrina jurisprudencial que interpreta en clave objetiva el delito de prevaricación de Jueces y Magistrados; pero en su contenido subyacente �que es el que le ha dado trascendencia pública� muestra que los derechos a la intimidad y al secreto de las comunicaciones pueden supeditarse a la eficacia de la investigación en las causas por delito, lo que genera muchos más problemas �y de mayor calado constitucional� que los que resuelve.