Martine Bulard
Sería exagerado asegurar que el presidente de la República francesa, François Hollande fue elegido, hace cerca de un año, con entusiasmo y en espera de que trajera rupturas. Y, sin embargo, ha conseguido decepcionar a su electorado. Del abandono de la reforma fiscal a la ausencia de política industrial, de la revisión del código laboral a la de las jubilaciones, la bomba de la austeridad causa estragos.