Para que la experiencia del presupuesto participativo tenga éxito es necesario contar con voluntad política de ejecución por parte de los gobernantes, tradición asociativa ciudadana, transparencia en la información y contenido real de las inversiones incluidas en el proceso. Por el contrario, la eventual falta de contenido real del presupuesto a negociar, la utilización del sistema como recurso político partidista y el favoritismo hacia determinadas entidades o colectivos puede hacer fracasar esta innovadora fórmula de democracia participativa.