Shakuntala Banaji
¿La manifestación pública de sentimientos de conmoción, angustia, ira, frustración y desaprobación ideológica de ciertos tipos de hacer política constituyen una forma de expresión colectiva que permiten a las personas aprender a ser ciudadanos? En expresiones de prejuicios raciales u otros, ¿es posible que la «corrección política» haya llevado a una profundización de creencias racistas arraigadas? Este artículo interpela estos interrogantes a tfravés de las respuestas en YouTube al vídeo «Mi experiencia en un tranvía», realizado por un viajero con teléfono móvil a partir de una diatriba racista ocurrida en un tranvía del Reino Unido. Tras un análisis cuantitativo de contenido y un análisis temático, se describe cómo momentos de angustia ciudadana �compartidos y distribuidos por la Red� demuestran un rango limitado y a la vez interesante de relaciones cívicas, así como posicionamientos ante el racismo, la inmigración, la clase social y el nacionalismo. Por diferentes motivos, estos posicionamientos no están presentes en otgros foros públicos como los medios y las escuelas. Se argumenta que estos videoblogs son un recurso terapéutico para aquellos que necesitan el reconocimiento de sus puntos de vista racistas o anti-racistas, o para aquellos que desean expresar o provocar solidaridad en momentos incómodos y dolorosos causados por el racismo. Además son un recurso significativo, aunque todavía no considerado, en la educación para la ciudadanía, tanto la formal como la informal, debido a sus compromisos con la tecnología, el contexto social, el contexto emocional y la retórica política.
Does the public expression and performance of shock, distress, anger, frustration and ideological disapproval of particular sorts of politics constitute a form of collective political expression from which individuals can learn about being citizens? When it comes to the expression of feelings of racial and other types of prejudice, has political correctness led to a deepening of entrenched racist beliefs with no channel for discussion? This article engages with such questions through a case study of YouTube responses to «My Tram Experience» a commuter-uploaded mobile-phone video of a racist diatribe on a tram in the UK. Using qualitative content analysis, and thematic analysis, it describes how these performed, networked and distributed moments of citizen angst demonstrate a limited but interesting range of civic engagements with and positionings towards racism, immigration, class and nationalism. For one reason or another these are not allowed to occur in other public for a such as the mainstream media or schools. The article argues that these vlogs are both a wide-ranging potentially therapeutic resource for those needing validation for their racist or anti-racist views, or for those who wish to express and garner solidarity for discomfort and pain caused by racism; they are also a significant though currently uncurated resource for citizenship education both formal and informal because of their engagements with technology, social context, emotional context and political rhetoric.