No son pocos los que afirman que a Estados Unidos le conviene el statu quo en materia migratoria, es decir, que dejar las cosas como están es lo más ventajoso para su economía. A partir de este razonamiento se ha instalado en el ambiente político y académico mexicano la creencia de que existen muy pocas posibilidades de celebrar un convenio migratorio, menos aún en la etapa abierta por los atentados del 11 de septiembre de 2001. Este artículo se propone demostrar que, al contrario, Estados Unidos sí necesita alcanzar un acuerdo bilateral con México y que eso, en lugar de ser una buena noticia para el país, constituye un problema