La larga marcha hacia la liberalización del comercio interior en España ha sido también lenta y tortuosa, con frenazos, largas paradas e incluso pasos atrás. Así, tras la integración en la Comunidad Europea en 1986 parecía que la meta estaba próxima e iba a coincidir con la creación de un nuevo proyecto, el Mercado Único, pero solo un año más tarde (1987) comenzó la vuelta al proteccionismo con un intervencionismo directo de las Comunidades Autónomas mediante normas especiales para la implantación de la gran distribución, política que el ejecutivo extendió a todo el Estado (LORCOMIN de 1996).
En fin, ni la Directiva de Servicios (2006), verdadero hito legislativo en la construcción del mercado interior, ni la insistencia de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) están consiguiendo, hasta ahora, tan necesaria liberalización.