Para los más ricos, no existe ninguna necesidad de defraudar o de exiliarse para pagar menos impuestos. Una investigación de varios realizada al otro lado de las ventanillas del tesoro público acaba de desvelar los mecanismos que permiten a los contribuyentes más acomodados beneficiarse, bien de la mansedumbre - ¡e incluso del asesoramiento! - de algunos agentes del fisco, bien de la falta de medios de la administración fiscal. El autor resume aquí los resultados.