Aunque el mundo no se terminó el pasado 21 de diciembre como algunos pensaban porque una leyenda maya así lo diagnosticaba, la creencia en que nuestro mundo tiene un final apocalíptico es permanente. Siempre ha habido milenarismos. Porque el milenarismo nace de la fe. Vinculado al tema del apocalipsis, reposa, según su interpretación cristiana, en la creencia en el advenimiento del reino de Dios en la Tierra, o sea del reino de la justicia y de la igualdad.