Si bien Vladímir Putin fue reelegido como presidente de Rusia el pasado 4 de marzo, con un 63,6% de los votos, la situación política difiere sensiblemente de la que podía esperar cuando anunció su candidatura en septiembre de 2011. Su legitimidad se ha debilitado y, hasta en su propio bando, son muchos quienes dudan de que pueda aportar soluciones a los problemas que enfrenta su país.