Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas colocaron al Frente Nacional (extrema derecha) como tercera fuerza política del país con el 17,9% de los votos. Nunca se había situado tan alto. La candidata Martine Le Pen (ayudada por la campaña ultraderechista de Nicolas Sarkozy) han conseguido "des-demonizar" su partido y dotarlo de una nueva doctrina, mezcla de críticas feroces contra el islam y los inmigrantes, y una temática social en favor de todas las víctimas de la crisis.