Cuando una dictadura cae, resulta difícil comprender cómo podía sostenerse en el poder. En Libia, Egipto o Túnez, la respuesta se encuentra en parte en la vigilancia sistemática de las comunicaciones. Con la ayuda del material proporcionado por empresas estadounidenses y europeas que encuentran en estos lugares clientes sin complejos, así como un terreno donde probar sus técnicas a gran escala.