Gilles Ardinat
En tiempos todavía más inciertos que de costumbre, la vida pública cede ante una avalancha de cifras, impuestos, calificaciones y otros porcentajes que presuntamente cuantifican la realidad objetiva. Se impone el argumento estadístico, instrumento gubernamental y arma suprema de la evidencia. Pero, ¿qué representan realmente estos indicadores? El propósito manifiesto de algunos de ellos es imposiblitar la discusión...