Antes eran consideradas como distracciones baratas, pero las nuevas series de televisión ya se van acercando al estatuto de obras de arte. Algunas de ellas presentan personajes profundos, audacias formales e intrigas sacadas de la realidad cotidiana. El público culto las admira. A pesar de que son productos destinados a conquistar mercados según estrategias inventadas por el canal HBO.