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Salida del convenio colectivo, jornadas de diez horas con ocho en cadena de montaje sin comer, horas extraordinarias obligatorias, etc. Estos son algunos de los brutales puntos del nuevo contrato de Fiat en su fábrica de Mirafiori, en Turín, que se aprobó por referendum el pasado 14 de enero. Puede parecer democrático que este acuerdo se ponga en vigor con el visto buenos de los obreros, pero han sido las amenzas empresariales de deslocalización las que han hecho posible que los trabajadores voten contra sus porpios derechos. Fiat conminaba con el cierre y su traslado fuera de Italia. Al 54% de los asalariados no les quedó más remedio que decir "sí".
