Ramón Luis Chao Rego
Una de cada diez mil personas posee el oído absoluto. O sea, el privilegio no de oir música sino de identificar las notas. Bach, Mozart y Tchaikovski lo poseyeron. Y el autor de este relato también. Pero finalmente se pregunta, recordando las peripecias de su formación musical, si tener este don constituye una cualidad o un infortunio.