Existe una concepción mágica de la economía, se equiparan los hechos económicos a los acontecimientos atmosféricos y se les considera fuera del control de las decisiones de los humanos. Los Gobiernos suelen apuntarse los éxitos, pero hablan de las crisis como si nada tuvieran que ver en ellas. Bien es verdad que no siempre los ciclos políticos coinciden con los ciclos económicos; en múltiples ocasiones, son Gobiernos distintos los que instrumentan las políticas y los que cosechan los resultados, positivos o negativos. La crisis económica que sufre España, aún cuando ha coincidido con la internacional, hunde sus raíces muchos años atrás y quizá lo único sorprendente es que tardase tanto en llegar y que pillase a tantos por sorpresa.