El pasado 7 de octubre, la Academia sueca anunció que concedía el Premio Nobel de Literatura 2010 al escritor peruano Mario Vargas Llosa. Este exquisito novelista figuraba desde hace lustros en la lista de los "nobelizables". Pero su constante compromiso militante en favor de la ideología ultraliberal lo había descartado hasta hoy. En efecto, por voluntad de Alfred Nobel, no sólo la obra literaria del autor premiado debe haber "aportado eminentes servicios a la humanidad" sino que el propio escritor, para merecer el galardón, debe también haber "demostrado su apego por un gran ideal". El novelista peruano sigue sin cumplir este segundo aspecto. Y sorprende en particular que se le haya concedido el premio precisamente el año en que el escritor justificó el golpe de Estado en Honduras.