Hace diez años, el 27 de noviembre de 2000, se iniciaba en Miami el juicio a cinco cubanos que, por haberse infiltrado en las redes criminales que actúan contra la isla caribeña desde Florida, fueron condenados a penas que escapan a la razón. Antes y durante las audiencias, mientras los medios de comunicación nacionales e internacionales se desentendían del caso, los de Miami desempeñaron un papel primordial en el condicionamiento de la opinión pública y el jurado.