Danièle Linhart
Descrita por la clase dirigente como un enjambre de niños caprichosos, la marejada contestataria manifiesta el rechazo razonado de un sistema. En Francia, se expresa a intervalos regulares desde 1995. Dos años después del comienzo de la gran crisis, se muestran en toda su crudeza los mecanismos del régimen económico que, "reforma" tras "reforma", destruyen las instituciones establecidas para hacer habitables las sociedades europeas. Enfrentándose conjuntamente a esta regresión, los manifestantes -estudiantes, trabajadores y jubilados- se han adelantado a los tiempos.