Al igual que las elecciones presidenciales del año pasado, los comicios legistlativos de septiembre de 2010 en Afganistán estuvieron marcados por una débil participación y por fraudes masivos. La multiplicación de los atentados demuestra asimismo el estancamiento de la estrategia de la OTAN, que ignora la importancia de los pastunes divididos entre Afganistán y Pakistán por una frontera heredada de la colonización.