El 11 de junio comienza, en Johannesburgo, la Copa del Mundo de Fútbol de 2010. La FIFA, organizadora del acontecimiento, hace alarde de una prosperidad insolente. Sin embargo, abundan las críticas: el modo de funcionamiento se considera autoritario y hay prácticas oscuras de las cuales sus dirigentes serían los culpables. Joseph Blatter, su presidente, concentra las críticas: compra de votos, soborno, reventa de los derechos de retransmisión de los partidos...