Los inversores extranjeros -entre los cuales, en primer lugar, figuran los bancos franceses y alemanes- poseen el 70% dela deuda griega. Una situación que coloca la política del país bajo la tutela de las instituciones financieras, y que podría extenderse a otros países de la zona euro como España, Italia, Irlanda o Portugal. Sin embargo, existe un medio de asegurar la soberanía de la deliberación política: renacionalizar la deuda.