La elección de Weimar como capital cultural de Europa en 1999, refleja el desafío del recuerdo como proyección hacia el futuro. Muestras de arte en nuevos espacios, mejoras en los sitios existentes y variados programas con renombrados artistas, le permiten a Weimar dar por ganado el desafío de plantear a Europa y al mundo la posibilidad de volver a mostrarse a sí misma rehabilitada en su aspecto cultural.