La impopularidad de la política exterior de Estados Unidos en el mundo árabe contrasta con el prestigio del que gozan las instituciones educativas norteamericanas en la región. Este debe ser aprovechado por Washington para afrontar la crisis actual, ya que las universidades no sólo forman a los dirigentes para un sinnúmero de funciones sino que también fomentan el debate abierto y cultivan una actitud crítica hacia la opinión general.