Antigua capital mundial del automóvil, Detroit continúa perdiendo su poderío, así como población. La crisis actual no soluciona nada. Los trabajos en la industria se han vuelto escasos; las mansiones abandonadas a sus acreedores se multiplican en determinados barrios. A pesar de todo, esta ciudad de mayoría negra continúa confiando en el Presidente a quien votó.