La Junta birmana procura salir del exilio internacional mostrando una apariencia democrática. Hay elecciones programadas para 2010. Cambiando de idea como de camisa, los militres condenaron, el pasado 2 de octubre, a la opositora Aung San Kyi a dieciocho meses más de arresto domiciliario, y después han permitido que ésta hable con diplomáticos extranjeros para obtener el levantamiento del embargo. Intentan igualmente retomar el control de las "regiones especiales", territorios de las minorías étnicas.