Danièle Linhart
Mientras que a los trabajadores de los servivios públicos les ordenan, cada vez más, que olviden sus funciones para acumular cínicamente beneficios, los directivos de las empresas machacan los oídos de los asalariados del sector privado con los valores de la excelencia y del sacrificio. Así, a quienes están al servicio de la colectividad se les prohíbe cumplir su papel, mientras que los que trabajan para intereses particulares deben aspirar a entregarse a una causa noble. ¿Nos han de sorprender los sufrimientos que generan tales situaciones?