La crisis ecológica impuso poco a poco la necesidad de definir el progreso humano de un modo distinto al que imponen el productivismo y la confianza ciega en el avance de las ciencias y las técnicas. En Francia, crecen los aeptos al decrecimiento, tanto cerca de los partidos de la derecha antiliberal como entre el gran público. Representan sin embargo sensibilidades políticas y fiosóficas muy diversas.