Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, dos olas sucesivas han desbordado al mundo árabe: la del nacionalismo y la del islamismo político. Más allá de sus divergencias, estas dos corrientes beben de las mismas fuentes: el deseo de independencia, el rechazo a las injerencias extranjeras y la aspiración a un desarrollo más equitativo y más justo. Estos objetivos no se han cumplido. ¿La emergencia de una tercera fuerza permitirá salir del callejón sin salida?