Desde que algunos grandes productores de frutas y verduras tempranas o cítricos, e industrias del sector cosmético extraen sus ganancias del valle de Souss, cada vez son más las campesinas bereberes condenadas a bregar como obreras agrícolas, en condiciones lamentables, para abastecer a Europa de tomates, naranjas y aceites cosméticos. Este modelo de desarrollo, que despoja a las familias rurales de sus magros recursos hídricos y forestales, tiene un coste social y ecológico grave.