Este artículo tiene un origen bastante personal, por lo que quizá debo pedir disculpas. Se basa en mis reflexiones como cocinero casero, en las cosas que a veces pienso cuando estoy preparando la comida o la cena en mi casa. Mis amigos no científicos, que conocen mis tareas culinarias, me preguntan a veces: "en la cocina, ¿trabajas de manera parecida a como lo harías en el laboratorio?" Y, en no pocas ocasiones, la sospecha se hace más explícita: "¿tú cocinas con química?" Por no hablar de las ocasiones en las que salen a colación los alimentos transgénicos. Como es natural, estas preguntas y otras parecidas tienen las respuestas que cualquier lector de la Revista AMBIOCIENCIAS conoce bien. Pero, en su ingenuidad (normalmente vienen de personas bienintencionadas), a veces me han hecho reflexionar sobre estos temas, y a veces las reflexiones me han llevado por caminos poco trillados, alguno de los cuales paso a esbozar aquí.