Con el objetivo de modernizar el sistema, una nueva reforma, impuesta desde la Unión Europea y avalada por el consenso social, retrasa la jubilación a los 67 años a partir de 2027 y reduce su cuantía. Necesaria a la par que incompleta, esta adecuación de la Seguridad Social a la realidad sociolaboral presente y futura ignora que el equilibrio financiero también se consigue limitando la generosidad con algunos regímenes, equiparando los esfuerzos contributivos de la mujer, solventando la ineficiencia en la gestión de recursos, intensificando el control en la percepción de determinadas prestaciones y, en fin, incluyendo en el mismo aquellas actividades productivas no identificadas como laborales.