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¿Podrán las economías del mundo generar empleo para todos? ¿Será ese empleo lo que nos asegure el bienestar en nuestras vidas?... Esta es la pregunta que consideramos relevante, en el contexto de un mundo que se nos presenta globalizado, tecnológicamente avanzado y cada vez más desigual.
En este sentido este artículo recorre dos de las principales propuestas existentes en cuanto a políticas de inserción social, planteadas en términos de una modalidad de ingresos. Por un lado, la propuesta francesa de Pierre Rosanvallón sobre el RMI o �ingreso de reinserción�, y por el otro el denominado �Ingreso ciudadano� conceptualizado por el alemán Claus Offe.
Estas dos propuestas contrapuestas, comparten sin embargo dos conclusiones. Por un lado suponen la ruptura del pacto capital-trabajo característico del llamado welfare state, y por otro lado exponen una visión pesimista sobre las políticas neoliberales como superadoras de estos problemas.
En este debate, donde el Estado es protagonista, los dos autores contraponen sus opiniones sobre la centralidad del trabajo como eje organizador de nuestras vidas.
Una nota aparte merecerá en esta reflexión la experiencia latinoamericana, donde el �trabajo para todos� no parece la regla, incluso en escenarios positivos de crecimiento, como el que se registró entre 2002 y 2007. En tal sentido, adquiere relevancia para esta discusión en el debate latinoamericano.
