En los últimos años, inmersos plenamente en recesión económica, en España se ha asistido a un proceso de puesta en marcha de instrumentos y medidas con el objetivo de solventar (en ocasiones, artificialmente) el problema del desempleo entre los trabajadores extranjeros. Resulta incuestionable que el desempleo azota de manera más acusada a la población inmigrante que ha venido ocupando empleos en sectores donde la crisis ha sido más agresiva y tiene también mayores dificultades para reubicarse en otros empleos. Si bien el retorno es una realidad tan compleja como el propio proceso del que forma parte, la actual coyuntura ha favorecido que se aborde la regulación del retorno voluntario como mecanismo para paliar esta situación, mediante la asistencia o el incentivo del retorno de los inmigrantes a sus países de origen.