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El transporte es una de las más importantes Políticas de la Unión Europea. Su regulación se encuentra recogida en el Título VI (arts. 90 a 100) del vigente Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Desde el Tratado de Roma, cuya entrada en vigor se produce en el año 1958, esta política se ha centrado en eliminar las fronteras entre los Estados miembros y, de este modo, contribuir a la libre circulación de personas y mercancías. Sus principales objetivos han consistido en la plena instauración del mercado interior, asegurar un desarrollo sostenible y ampliar las redes de transporte entre toda Europa, maximizando el uso del espacio y reforzando la seguridad y la cooperación internacional. El Mercado Único ha experimentado importantes cambios en el sector correspondiente a la política de transportes. Desde el Libro Blanco sobre el transporte de 2001 hasta el nuevo Libro Blanco de 2011 («Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible») han transcurrido ya diez años y el transporte europeo se encuentra actualmente en una encrucijada. Los antiguos problemas permanecen y otros nuevos han hecho aparición. Hasta completar el Mercado interior del transporte, donde siguen existiendo importantes cuellos de botella y distintos obstáculos, queda un largo camino por delante. La Comisión Europea ha adoptado (Libro Blanco de 2011) una importante hoja de ruta con cuarenta concretas iniciativas al respecto con vistas a la próxima década a fin de conseguir un sistema competitivo de transporte que incremente la movilidad, elimine obstáculos en áreas importantes y resuelva los problemas relativos al uso de carburantes y al empleo. Al mismo tiempo, se intenta conseguir una drástica reducción en la dependencia energética de Europa y reducir las emisiones de gases contaminantes en un 60 por 100 ante la perspectiva temporal del año 2050.
